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2 de septiembre de 2013

Mundo moderno: no tengo celular y qué?

La primera llamada de un teléfono celular tuvo lugar hace 40 años, en la ciudad de Nueva York, desde un Motorola y en medio de un espectáculo mediático. Desde entonces, este aparato ha ido reduciendo su tamaño en la misma proporción en que ha ido aumentando su presencia en la sociedad. La ONU estima que hay 7.000 millones de teléfonos activos en el mundo. 

En Colombia, según la Superintendencia de Industria y Comercio hay incluso más líneas que personas, 49 millones, lo que indica que muchos no solo tienen uno sino dos o tres aparatos. Y no solo eso. El teléfono celular se ha vuelto un apéndice de estos usuarios al punto que si lo dejan en la casa regresan a recogerlo porque salir sin él, dicen, es como andar desnudo por la calle.

A pesar de esto todavía hay un pequeño porcentaje que no lo usa. Algunos de ellos son personas viejas que se sienten intimidadas por las innovaciones. Otro tanto son quienes sufren condiciones de pobreza extrema tales que no tienen cómo comprarlo. Pero hay un subgrupo de adultos con la edad y los medios para usar celular, que han preferido decirle ‘no, gracias’.

En Estados Unidos 21 millones de personas conforman este grupo. Les dicen el 9 por ciento o los refuseniks del celular. Entre ellos están el magnate Warren Buffet, quien reveló que el teléfono móvil no combina con su vida zen. Se rumora que el papa Francisco no tiene y tampoco el presidente de Uruguay, Pepe Mujica. Y a Aaron Greenspan, un desarrollador de software para teléfonos, paradójicamente no le interesa llevar uno consigo. “Nunca he sentido la necesidad y estoy feliz con esa decisión”.

anécdotas de los que no tienen celular  y ven a los que si tienen celular:

Un día dedicó toda la mañana a prepararle el almuerzo a una amiga que cumplía años. “Apenas pude disfrutar con ella el arroz con coco, los camarones y el resto del jolgorio gastronómico durante un breve saludo de bienvenida. Tuve que mirarla conversar con su teléfono durante todo el almuerzo, para dirigirse de nuevo a mí solo cuando se despidió porque tenía que marcharse a la oficina. Así todos hablan por sus celulares pero nadie escucha”.


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